En un partido con suspenso hasta el último segundo, el equipo del chileno Ignacio Carrión derrotó esta tarde por 73-71 a Instituto de Córdoba. El camarón tuvo una primera mitad impecable, imponiendo su ritmo en el juego con una escuadra joven y de «baja estatura», que corría de lado a lado. En la vereda del frente, los dirigidos por Sebastián Ginóbili venían con ritmo de campeones, sin perder ninguno de los 7 partidos disputados. Sin embargo, entraron poco finos de cara al cesto, y su envergadura se vio contrarrestada de buena manera por el conjunto bonaerense.
Al descanso se fueron con una ventaja de 35-24 a favor de Platense.
El margen se estiró en el tercer cuarto del partido, con un Platense al que parecía salirle todo. Sin embargo, apareció el oficio del elenco cordobés que, de la mano de su capitán Scala y el envión anímico post tiempo muerto, lograron estrechar cifras ofensiva a ofensiva.
A un minuto del cierre del partido, las cosas estaban 68-66 para el calamar. Saliendo del tiempo muerto, Colmenares roba un pase entrelíneas y se abalanza hacia el aro rival, dejando el juego empatado en 68. En la ofensiva siguiente de Platense, Montes falla un triple con marca a 24 segundos del final, y todo indicaba que Instituto tendría la última palabra. Sin embargo, no contaban con la astucia de el base Andrés Lugli quien, con su 1.88 mts de estatura, se hizo gigante ante Nestor Colmenares, y finiquitó el movimiento asistiendo de manera excepcional a Lockett, quien encestó una bandeja que volvió a dar ventaja al calamar. 70-68 a 20 segundos del final. Instituto pide su último tiempo muerto.
Carrión reingresa al campo de juego para la defensa clave del partido, y el reloj parecía no avanzar para los bonaerenses. Luego de una serie de pases sin un claro para lanzar, Chiarini se postea a media distancia, gira, toma el tiro, y Lockett se estira cuan largo es para negarle la conversión. Taponazo. Falta rápida de Colmenares a Lugli, quien convierte ambos lanzamientos. El calamar se escapaba por 4, a 10 segundos del final. Pero eso no sería todo.
Instituto saca de fondo, y corre la cancha a toda velocidad. Cuello se tiene fe, y lanza un triple apurado, soñando con el milagro. La pelota cae seca, en una ofensiva que les costó 6 segundos. Ahora Platense lidera solo por 1 punto.
El balón es de fondo para los dirigidos de «Cholo» Vazquez, quien extrañamente no pide el último minuto a disposición. Luego de un par de movimientos de liberación, la pelota queda en manos del joven Facundo Vázquez, que jugó el partido de la temporada. 13 puntos, 12 asistencias, 7 rebotes y el balón en las manos para cerrar el juego, tras recibir la falta de Colmenares. 3 segundos en el reloj sin tiempos para pedir.
Vázquez convierte el primero, y le asalta entonces la duda… ¿lanzar a convertir o fallar?… En cualquier otro deporte la respuesta es fácil, pero con el basquet nunca se sabe. Tres segundos son una eternidad. El chico toma aire, botea el balón, suspira, y lanza a fallar. En efecto, es lo que sucede.
El rebote queda en manos de Martín Cuello, quien busca hacerse de la gloria a contrarreloj, consolidándose como el salvador del invicto de los albirrojos. Sin tiempo para avanzar mucho, pero con la experiencia a cuestas de sus 27 años, se acomoda, envuelve la pelota en su diestra, y despacha un lanzamiento desde el primer cuarto defensivo de la cancha. El balón va por los aires, la chicharra suena, y el suspenso se apodera del Gimnasio Héctor Echart. Todo corre en cámara lenta. Los ojos van puestos en la trayectoria descendente de una pelota que sabe de caprichos.
La naranja prepara su aterrizaje, parece ir perfectamente piloteada. Desde el otro extremo se ve a todos rezando. Unos para que entre, otros para que salga. La vida misma en una sola jugada. El balón da en la base del aro, pero el alivio no viene hasta que cae al tabloncillo sin haber acariciado por dentro la red. Es victoria para Platense. Justicia divina.
Ah, cierto, estábamos aquí por Carrión. Nacho jugó un partido impecable. 7 puntos, 6 rebotes y 1 robo fueron los guarismos que pudo sumar en los 23 minutos que estuvo en cancha. El chileno sigue sumando una temporada de lujo en esta, su primera experiencia fuera del país. Ahora descansa – es un decir – hasta el día lunes, cuando vuelva a ver acción, esta vez frente a Atenas de Córdoba.